Cada sonrisa y emoción es nueva y me engrandece. Ser la que observa y recoge vuestros momentos me hace sentir así que no puedo decir otra cosa que gracias por confiar en mi.
Esta es la preboda de Nacho y Julia en Badaguás, un pequeño lugar muy cerquita de Jaca. Allí las casas tienen alma y sus campos hablan así que era el lugar perfecto para que esta parejita disfrutaran al 100% el uno del otro.
No puedo imaginarles sin esas sonrisas que se dedican, esa manera de mirarse y de sentirse, sencillamente son perfectos el uno para el otro.
No importaba que nos acechara una tormenta de película, recorrimos campos, los árboles caían delante de nosotros, la tierra volaba y el agua nos pisaba los talones, pero fue el aire el que más nos cogía y ellos estaban el uno al otro, casi como si nada.
Nos lo pasamos en grande y he de decir que yo disfruté como una niña siendo la espectadora de una amor tan grande.
Así quiero seguir pasando los días, disfrutando de vosotros que tanto os queréis.
Ahora os dejo con su preboda en el Pirineo, con tormenta de verano incluida.
Mañana nos vemos y brindaremos por que continúen siendo así de felices. Mañana volveré a gritar un «Vivan los novios!»