Una boda es una boda y no hay día igual, pero en ocasiones nos apetece disfrutar un poquito más de ese ambiente tan especial que se crea durante el reportaje de pareja. Lo mejor para esto es volverse a poner el vestido de novia, el traje de la boda, elegir un lugar impresionante y que pase lo que tenga que pasar.
Con Fran y Ali nos fuimos hasta Aínsa, un precioso pueblito medieval situado en pleno Pirineo aragonés, pero antes hicimos una breve parada en el Pantano de Arguis, uno de mis paréntesis preferidos antes de adentrarme a lo más profundo del Pirineo, y es que no puede haber nada mejor para relajarte que observar semejante lugar.
Menos mal que hicimos parada porque de repente empezó a diluviar y era casi imposible poner un pie en el suelo. Al llegar a Aínsa todo estaba mojado y más bonito de lo que esperábamos. Queríamos pasear por la historia del pueblo, disfrutar de los arcos que adornan la plaza y perdernos entre las luces anaranjadas que alumbran cada una de sus calles. Un lujo visual para todos, que a nosotros nos sirvió para alucinar con cada toma.
Ali y Fran, pese al frío y a la lluvia no pudieron estar más impresionantes y es que no puedo dejar de agradecerles una y otra vez que contaran conmigo para hacer su reportaje.
Sois excepcionales chicos, cómo me alegro de haberos conocido. Ahora a disfrutar de estas fotos que con tanto cariño hicimos aquel día.