En Donostia el verano es un no parar, ocurren mil millones de cosas entre ellas la preciosa boda de Alberto y Miren.
Comenzamos el día en Noventa Grados y en Ugalde donde se prepararon cada uno. Se casaron en la preciosa Ermita de Guadalupe, un pequeño Santuario en lo alto del monte que observa sigiloso la imponente Bahía de Txingudi en Hondarribia. Y terminamos en el hotel Maria Cristina donde la fiesta fue un no parar.
Fue una boda impresionante en la que no faltaron los amigos más marchosos, la familia más cariñosa e incluso espontáneos a lo largo del día como un grupo de turistas que quisieron salir en la foto o uno de los ciclistas a su llegada a la meta de la Clásica de San Sebastian.
No me queda otra cosa que desear a esta preciosa pareja toda la felicidad del mundo y dar las gracias a mi compañera Sonia Senosiain por hacer que todo sea mucho más fácil. Gran trabajo amiga!!