En ocasiones no necesitamos una boda multitudinaria, solo basta con estar en el sitio perfecto y con tu persona favorita del mundo mundial. Raúl y Sandra quisieron celebrar su boda en uno de los parajes más bonitos de Aragón, el Monasterio de Piedra.
Aquí, bajo la Cascada La Caprichosa se dieron un Sí tan grande que ya se ha quedado grabado en las retinas de todos los que lo vivimos.
Parejita, ha sido todo un lujazo conoceros y vivir esta experiencia con vosotros. No me cansaré nunca de revivir vuestra historia viendo las fotos.
Gracias Chusico por acompañarme. Amigo, hiciste que el día fuera más mágico si cabe y conseguiste que disfrutara al 1.000×1.000
