Hay momentos que jamás se olvidan y el ejemplo más claro es el día que compartimos con Bea y Richi en el Moncayo. Esta parejita hacían siete años juntos y para celebrarlo, entro muchas otras cosas, decidieron contar conmigo para hacer una sesión de fotos.
El tiempo, como es normal en invierno, nos hizo pasar muuucho frío pero mereció la pena por lo bien que lo pasamos.
Cogimos el coche con destino a la nieve y, aunque no pudimos pisar mucha, nos cayó bien durante un buen rato. A pesar de que el termómetro apenas superaba los dos grados, he de decir que se portaron como unos campeones, nos echamos muchas risas y disfrutamos como niños.
Al caer la noche, mis locuras nos llevaron a unas ruinas en medio de la nada y eso si que era frío de verdad, jejejeje, pero el resultado mereció, y mucho, la pena.
No me enrollo más y os dejo disfrutar de las impresionantes sonrisas de Bea y Richi.
